Alberto y Kristina contactaron con nosotros y debido a la situación que estamos viviendo no tuvimos la oportunidad de conocernos en persona hasta el día de la boda. Así que nuestras entrevistas fueron a través de vídeo llamada, pero eso no impidió que nos conociéramos y que ellos pudieran transmitirnos lo que querían y cómo sería su boda.

En esta boda, estuvimos trabajando sólo haciendo vídeo. Con lo que nos acompañó un fotógrafo externo a nuestra empresa. Tengo que aclarar, que este no es nuestro método de trabajo y siempre lo desaconsejamos mucho, pero en vista de la que está cayendo, toca decir que hay que adaptarse. Pero como la fotógrafa que soy, y me conozco, sabía que no iba a poder evitar que el dedo se me escapara en más de una ocasión, y es que no lo puedo evitar, aunque estoy acostumbrada a hacer vídeo y fotos, me gana la parte de fotógrafa. Así que con todo mi respeto al compi que tuvimos, esto es una pequeña muestra, de algunos momentos y detalles que para mí fueron importantes, y es otra perspectiva diferente.

Porque como le dije a Kristina, hay bodas que inspiran, novias que inspiran, y vestidos que inspiran. Y eso es lo que me pasó con ella. Una boda junto al mar, en el Dorado Playa, con una ceremonia muy especial subidos en su tatami, y detalles que hicieron que todo cobrara sentido, como los zapatos de Alberto, que eran una herencia, o el vestido de Kristina, inspirado en una parte de sus vidas muy especial para ellos, y como no su tatami, que como ella me dijo es el lugar donde se conocieron, donde sueñan juntos y donde finalmente se casaron…..