Lo que más nos gustó de Jordi y Mireia fue su forma de mirarse, y es que con cada mirada se decían muchas cosas. En esta ocasión para su boda tuvimos la oportunidad de volver a Can Ribas, y allí rodeados de sus seres queridos se dieron el sí quiero. Confiaron en nosotros desde el primer momento y aunque siempre es un reto fotografiar una boda, el hecho de que nos dejaran libertad en nuestro trabajo hizo que pudiéramos captar momentos únicos. Queremos compartir con vosotros la historia de Jordi y Mireia.