Con Edgar y Mónica conectamos desde el primer día, llegaron a nosotros por recomendaciones y es que es la mejor manera en como nuestros clientes nos acaban conociendo porque nos conocen de otras bodas o porque otros compañeros les hablan de nosotros y de cómo trabajamos. Recuerdo cuando Edgar nos dijo que nos quería en su boda sí o sí, para nosotros no hay mayor alago que el que nuestras parejas vuelquen su total confianza en nuestro trabajo y en nuestra manera de expresar lo que vivimos junto a ellos a través de imágenes, a través de la fotografía, porque cada detalle cuenta cada mirada y cada sonrisa. Cuando hay esa confianza todo fluye y nos dan la libertad de poder ser nosotros mismos, de movernos con total libertad y trabajar con creatividad. Nos acogieron en su boda como si fuéramos invitados y eso se agradece mucho. Se rodearon de grandes profesionales eligieron l’Orangerie un lugar para nosotros en el que nos hacen sentir como en casa. Confiaron en Erika como su wedding planner, y todos los arreglos florales a cargo de Alfonso Benavente, y como no, la super fiesta a que nos hizo saltar, bailar, gritar y disfrutar, a cargo de Nacho Lascasas de MasandMasWeddings. Todo un equipazo, que nos dieron momentos como los que os vamos a enseñar.