Marc y Cristina celebraron su boda religiosa en la ermita de la Roca, un lugar rodeado de naturaleza y con unas increíbles vistas. Lo que más destacaría de ellos fue su naturalidad y su espontaneidad a la hora de vivir todos los momentos, la tranquilidad de Marc para vestirse, como si no fuera el día de su boda, o la cara de mosqueo de Cristina cuando su tío le dijo que no habían adornado el coche y apareció con un precioso Cadillac rojo.

Cristina también estuvo tranquila y disfrutando de todo el proceso de peinado y maquillaje junto a Rebeca Torres. Así que subida en su Cadillac rojo, como una princesa llegamos a la ermita. En la ceremonia también hubieron sorpresas, canciones dedicadas y palabras emotivas. Finalmente hicieron la salida con una gran lluvia de confeti, y es que Marc luego me dijo: «Creo que hemos comprado mucho confeti», pero nunca hay demasiado confeti.

Las fotos y el banquete lo hicieron en el club de golf Bonmont, donde brilló el sol y les hizo un día espectacular, y durante el aperitivo pudimos disfrutar de los trucos de magia del Mag Nebur. Tampoco pudimos parar de reír con la actuación de Toni Faro. Pero la mayor sorpresa se la llevó Marc con un gran baile y coreografía que preparó Cristina.
Una boda llena de sorpresas, con su toque de humor, y con sus momentos emotivos. Pero lo que no faltó fueron las risas.