Paolo de Italia y María española, una combinación perfecta para esta pareja que desprendía magia solo con mirarse. Y como no, para las grandes historias de amor, se necesita un lugar que te inspire en cada rincón, así que esta maravillosa boda se celebró en Castillo de Tamarit.

Paolo nos hizo reír con su naturalidad y sobretodo su tranquilidad, y es que por mucho que le dijeran «andiamo», vivió cada momento con calma. María también saboreó ese momento previo a la ceremonia en el que hay calma mientras te peinan y maquillan, gran trabajo de la mano de Vanessa Alvarez Makeup. Momentos que seguro quedarán grabados en la memoria de María, como la mirada de sus padres viéndola vestida de novia, o la complicidad con su hermana mirando por la ventana la llegada de los invitados, a ver si veían al novio (hicieron un poco de trampa).

Se dieron el sí quiero en una ceremonia religiosa donde los sobrinos de Paolo tuvieron un papel muy importante. La entrada a la ceremonia la hizo del brazo de una de sus sobrinas y el resto les siguió.

Disfrutaron de un día de sol y calor, en el aperitivo junto a la piscina y el mar de fondo.

En el banquete decidieron tener una mesa para ellos dos solos, una opción que no se suele hacer mucho, pero queda muy original y le da un toque de intimidad a la pareja, entre regalos, sorpresas y brindis.

Sorprendieron a sus invitados con una graciosa coreografía, y sin dudarlo todos salieron a la pista a disfrutar de la fiesta.